A iniciativa del Grupo Parlamentario Vasco EAJ-PNV, la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Cámara Alta ha aprobado la creación de una Ponencia de estudio sobre el desperdicio alimentario. La propuesta, llevada a la sesión por el senador José María Cazalis, ha contado con el voto favorable de todos y cada uno de los Grupos políticos.

El portavoz jeltzale se ha mostrado contento por sacar adelante una iniciativa que “hacía falta; ahora consultaremos a quienes más saben acerca de la cadena alimentaria para que en cada punto de ella no se desperdicie nada, y que lo que se desperdicie se aproveche siempre en beneficio de la ciudadanía que tiene menos posibilidades”.

Cazalis ha estimado que el desperdicio alimentario supone una dilapidación inaceptable de recursos necesarios para el desarrollo humano, pero también un uso insostenible de los recursos naturales y un peligro medioambiental derivado de la necesidad de procesar o destruir unos residuos que nunca deberían de haber existido. Asimismo, ha añadido que el mal uso del recurso suelo o del agua, el uso inútil de energía para conservar y trasladar alimentos que luego no van a ser consumidos o la gestión de los alimentos desechados suponen un ascendente mal uso de recursos que no podemos permitirnos.

En España, según datos avalados por el MAGRAMA, el desperdicio medio por hogar (2,7 personas de media) es de 1,3 kg/semana o 76 kg/año, lo que equivale a más de 1/2 kg de alimentos por persona y semana. Los hogares españoles tiran en un año 1,5 millones de toneladas de alimentos que son válidos para el consumo.

Según el informe de la “Iniciativa mundial sobre la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos” de la FAO de 2015, cada año se pierden y desperdician un 40–50 % le la producción de tubérculos, frutas y hortalizas; alrededor de un 30 % de cereales; un 35 % de pescado y un 20 % de semillas oleaginosas, carne y productos lácteos.