El Pleno del Congreso de los Diputados echó por tierra ayer el acuerdo alcanzado por unanimidad en el Senado para equiparar las condiciones laborales del colectivo de rederas, empacadoras y neskatilas a los del resto del sector. La mayoría del Grupo Popular rechazó las enmiendas acordadas por unanimidad en la Cámara Alta a propuesta del Grupo Parlamentario vasco EAJ-PNV, dejando sin efecto el inicio del procedimiento para evaluar la posibilidad de beneficiarse de los coeficientes reductores de la edad de jubilación.

José María Cazalis ha extendido esa falta de respeto del Partido Popular al propio Senado, “al final va a resultar que realmente el trabajo que hacemos aquí no sirve para nada, a la vista del uso arrogante que hace el PP de su mayoría en el Congreso”. Se da la paradoja que el texto aprobado en el Senado tuvo la aprobación de los senadores del Grupo Popular, que han quedado desautorizados.

El diputado que defendió en la Cámara Baja la postura del PP, Joaquín García Díez, se permitió trasladar a EAJ-PNV la responsabilidad de no haber aceptado en el Senado acordar una enmienda presentada por su Grupo en este ámbito. “Se nos ofreció una transaccional deshaciendo lo que habíamos aprobado en la Comisión. No tenía ningún sentido. Trataban de que hiciéramos nosotros mismos lo que han acabado haciendo en el Congreso. Era el colmo”, ha explicado Cazalis. En palabras del portavoz jeltzale, la propuesta popular “eliminaba la posibilidad de abrir el procedimiento de reconocimiento de estas trabajadoras a beneficiarse de los coeficientes reductores de la edad de jubilación. Hubiéramos aceptado a la baja algo que ya estaba aceptado en el Senado. Pensábamos que serían más respetuosos con el Senado”.

Además de que la nada habitual desautorización del Grupo mayoritario en el Congreso al mismo Grupo, también mayoritario en el Senado, con esta decisión, en palabras de José María Cazalis, el Gobierno “ha pasado el rodillo de la manera más escandalosa y vergonzante que se puede hacer en un trabajo parlamentario, y lo que es peor, frustra las expectativas de las mujeres de situarse en las mismas condiciones laborales que el resto del sector marítimo-pesquero”.